el tatio

amanecemos para subir a 4320 metros de altitud. 95 kilómetros sobre una pista desigual que nos lleva poco menos de dos horas. lo justo para llegar al amanecer y distinguir con una mayor belleza cómo los chorros de agua y vapor de magma del géiser a mayor altitud del mundo se nos muestra. alucinados y completamente congelados. arriba la temperatura es de -15º, ahí es ná. nos habían avisado de ésto y del mal de altura o puna -subir por encima de los 2500 metros de altitud sobre el nivel del mar en tan poco tiempo es lo que tiene.- mientras a las 7.30am, después de haber paseado nuestros congelados pinreles entre agujeros infernales que despiden olor a azufre, nos tomamos un café, empiezo a notarme mala. mi estómago está entre naúseas propias de una futura madre -no es el caso-, y ganas de echar hasta la primera papilla. entro en el coche, alguien me da una infusión de hojas de coca. será mi salvación. me empiezo a encontrar mejor cuando nos dirigimos hacia las termas naturales del géiser. hemos traído bañata, y decidimos que nos mojamos. sí. así que nos despelotamos y dentro el agua está templada, vapor sale hacia la superficie en contraste con los -15º que nos esperan al salir. y claro, en algún momento habrá que pasar por caja. la tiritona es de muy señor padre, pero la experiencia ha merecido la pena. ya se me fué el mal de altura, se me pasó el "apunamiento". bajamos viendo pueblos del asentamiento atacameño, mirando flora y fauna, cruzando nuestras miradas con preciosos animales que habitan por la zona. por si las moscas sigo mascando hoja de coca. para el mal de altura. para que no decaiga.