...y me viene a la cabeza una historia, así, entre risas y antes de empezar a narrar la propia; de esos días en los que curraba llevando equipos de telemarketing. una tarde luis hablaba con un tal señor armario; y en un momento de lucha para conseguir convencerle de algo, se le escapó, tan pichi él, aquello de "no hombre, no, no se me empotre, sr. armario" por supuesto no pudo continuar hablando con tan noble cliente, y mucho menos volver a marcar su número.
pues de portazos va la cosa. y ésta mañana me he llevado el tercer portazo en menos de un mes. los dos primeros los recibí primero en blanco y luego en negro; como el buen cine clásico. es lo que tiene tensar tanto la goma, que acaba cediendo o rompiendo.
y el tercero, en la frente. y doy fe que así ha sido. hala, que un buen grito se ha llevado el incauto que ha decidido salir de su coche sin mirar previamente, viniera quien viniera. así, tal cual, me he empotrao en la puerta de un coche. con toda la vorágine de mis pensamientos; con toda la inercia de una recta en la que mis pies circulaban con la fuerza del mejor motor. con toda la lluvia en la cara, y la cara de susto y de rabia mientras, primero, la veía venir sin tener tiempo, como otras veces, de esquivar el golpe.
