martes, 4 de septiembre de 2007

rentrée

ésta mañana pensé que no sería capaz de mover mi cuerpecito flaco y cansado de la cama a la ducha. he hecho oídos sordos a las alarmas que martilleaban mis tímpanos, y he resistido buscando que la sábana liara mis piernas, agarrándome a la pereza, estirando mis brazos, rodando de esquina a esquina, disfrutando de la diagonal de mi colchón. y he sido capaz de mantener éste pulso desde las 7 a las 8.
la verdad es que hay un extraño placer mórbido en todo este ritual. sabes que no lo puedes prolongar mucho, pero arañas con todos los dedos de tus manos los primeros minutos del día para tí.
por fin he cogido el hierro -echaba de menos la bici y la velocidad con la que teletransporta a los lugares-, y me he dirigido al currele.
ahora sigo aquí. el día está siendo muy tranquilo, así q mi cabeza tiene tiempo para columpiarse en la última jornada. y sigo en ello.
a partir de ya se acabaron los excesos excesivos. no es q esté en contra de soltarme la melena y dejar que ondee al viento, solo que en este momento necesito ráfagas que me impulsen, no huracanes destructivos. hoy empiezo mis rutinas, las que hacen que mi brújula tenga norte, las que dan todo el valor a esos ratos de libertad y anarquía mental y física, tan necesarias para crecer. pero he de alimentarme también de cosas constructivas. así que operación limpieza de casco en astilleros, tengo prisa por que la brea deje paso a la pintura, dejar mi barquita niquelada. no quiero cargar con mochilas que no me corresponden. desde aquí te digo adiós. no quiero ser vértice.

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había un montón de cosas por decir. siempre quedan pendientes en una suerte de limbo, y se daba cuenta cuando ya se había agotado el tiempo. necesitaba la calma que seguía a la tormenta para que las aguas volvieran a su cauce, para que todo cobrara sentido y se colocara en el espacio tiempo.
quizá ahí estaba el quid de la cuestión. quizá -pensaba a su pesar- la plantilla no encajaba precisamente por que no debía hacerlo. quizá era necesario/obligado¿? un cambio de aires. la situación se hacía demasiado densa para ser mantenida. el aire pesaba demasiado y cuando no hay corriente no se puede ventilar el alma.

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