llevo mucho tiempo lléndome, pero últimamente noto cómo la distancia se hace cada vez mayor. de pronto me encuentro cerca, pegadita a tu oreja. te huelo perfectamente mientras tecleo. huelo mis dedos de la mano izquierda. quizá te toqué la nuca en algún momento de la tarde, y ahí quedó tu olor, impregnado como una huella dactilar.
desde hace unos meses vas de pirámide en pirámide, mientras yo, trepo por las enredaderas que han crecido en éste muro que hay entre los dos. ya no planificamos juntos nuestras escapadas. ya no planeamos juntos como jugar con las coordenadas. tú regresas y yo parto. como en un tiovivo de feria yo persigo tu nave subida a mi caballo de cartón. damos vueltas y vueltas pero nunca nos encontramos.
a veces mi risa juega con la música del carrusel. otras, mis botas rozan el suelo para ayudar a mi caballo a que de la curva más rápido, a ver si en la próxima vuelta alcanzo tu nave sideral. y seguimos comprando vales, girando al compás de una tonada a veces estridente, otras alegre y juguetona. como decía mafalda, que paren el mundo, que me quiero bajar!
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