miércoles, 12 de marzo de 2008

insomne

nunca me había pasado ésto.
llevo dos días dejando los malos humos, centrándome en mí. en lo que se produce en mi interior.
y este super trancazo que arrastro desde el finde, creía que era debido a eso, a que me estaba purificando, limpiando de todo lo malo que he ido acumulando dentro.
soy de las que prefiere una carcajada sonora a recrearme en cualquier tipo de dolor, ya que la vida de por sí ya nos viene dando reveses que debemos encajar, qué menos que hacerlo desde el sentido del humor, reírme de mí y de mis paranoias siempre ha sido mi mejor defensa. y en eso estoy. mi vida se me ha roto en mil pedazos muchas veces, y uno a uno los he ido recogiendo, los he atesorado porque soy de la opinión de que toda cruz tiene en el reverso su cara, y que de todo lo que nos ocurre uno debe de aprender. y ese es mi credo, y lo llevo a la práctica lo más fielmente de lo que soy capaz.
siempre después de un vaivén he recibido muchas más cosas buenas que malas, esa es la explicación de mi sonrisa de jóker. el jocker de la buena suerte, mi as en mi manga.
y hoy, en ésta madrugada de miércoles, por primera vez en mi consciente vida me encuentro con los ojos como platos. no hay manera, oye. intento utilizar tácticas de yoga, de relajación y respiración. pero mi mente no quiere descansar. supongo que es el precio de la valentía. supongo que, como el trancazo que tengo, he de sudarlo sin que me la sude.
2:01am.
mañana me espera un día duro. de curro. de actividad. de examen de inglés. de entre una clase de francés y otra de inglés, tener que recorrerme medio madrid a por 4kilos de pintura amarilla para que ¡por fin!, mi pequeño aseo quede restaurado del todo. han pasado 3 meses. éste finde decidí que ya estaba bien de esperar. recogí todo lo que había ido acumulando en el cuarto verde para tener siempre la excusa de posponer meter a alguien ajeno en mi hogar, decidí tener la valentía de mirarme a los ojos y decirme que ya no tocaba esperar. porque no es que desespere al poner a prueba una y mil veces más mi pequeña paciencia, yo, la gran impaciente. es que ya no hay nada que esperar. en el otro lado un tren de largo recorrido llevaba un pasajero hacia otra dirección. habíamos perdido la oportunidad de hacer un transbordo, o tú o yo, y cambiar el sentido a nuestro viaje.
así que por la valentía, pero con cerveza fría!

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