sábado, 13 de diciembre de 2008

xtremos

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tenía manos de artista, delgadas y largas; de dedos nudosos, llenos de arrugas por su disponibilidad perpetua, siempre preparados para modelar, atusar cualquier elemento que agarraran. sus besos sabían a piruleta de corazón de fresa, mordisqueada y rota, presa entre sus blancos dientes con colmillos de tiburón. corazón blanco y luminoso, mirada limpia y directa; brillante y con una luz que partía de dentro hacia fuera, proyectando serenidad y, si acaso; esa cualidad que tenía para dar la vuelta a la tortilla de lo que le había tocado vivir; buscando y hayando el lado lúdico en las escenas cotidianas; no conformándose, sí valorando cualquier pequeño regalito que día a día recibía del azar. no eran grandes metas las que tenía, quizá acostarse sin nudos en su conciencia; o tal vez tan solo levantarse a la mañana después de un sueño merecido y reparador. ser consciente a cada minuto de su existir. porque en eso consistía la vida: en vivirla.

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tenía los ojos más verdes y cristalinos de todas las brujas del akelarre. una paciencia infinita, y un tesón a prueba de bombas. la bondad emanaba por cada poro de su extensa piel, de su corpulencia herencia de una genética en cuyo orígen, sin duda, había algún celta del norte. era recio y terrenal. sensual y pasional, a su manera, que todo requiere su tiempo. sus besos sabían a tierra mojada por la lluvia, sus manos esculpían y cincelaban con una suavidad que no se intuía a priori. se atrincheró tras sus enormes costillas, amuralló su corazón y se hizo un ovillo frente a una pantalla plana. era inteligente y observador. de talante comprensivo, aunque buscaba casi siempre las tres patas al gato.

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denominadores comunes en perfiles opuestos. los extremos se tocan.

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