(s)oronda

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oronda de melancolía acaricia el silencio tu voz de ciertopelo canalla y golfo.

terciopelo de telón de un viejo teatro rojo mate y mullido.

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y los ecos de otras voces martillean el silencio.

otros tejidos, seda salvaje; más terciopelo negro;

lurex y la licra de unas medias negras encaramadas al quicio de la puerta.

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la luz gris de la calle se abre paso tímida e insistente, lánguida y decadente.

la habitación se ilumina ténuemente y se dibujan las sombras y los contornos.

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tecleando, fumando,

volando las pequeñas motas de ceniza, flotando hasta caer siempre fuera del cenicero.

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otro té. más calor en tus manos.

lavas con un cepillo de cerdas duras el mapa mundi de la incomprensión, del desasosiego.

clamas, mientras con la fina lima pules superficies, por el claro en el bosque.

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pero tú y yo sabemos, niña de aire,

que tu fuerza e inspiración necesitan de éstas notas de sal y limón,

que en la indecisión es donde habita la creacción.

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sonríes mientras perfilas tus labios de rojo carmín,

mientras dibujas tu mirada con una línea de fino khol.

negro y rojo que decoran y avivan tu curiosidad, tu perplejidad.

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y en las formas redondas encuentras tu hogar,

y dibujas infinitos interrogantes de perfiles de ultramar.

estrella de cinco puntas, caballito de ajedrez, caracola sin final.