martes, 23 de diciembre de 2008

sencillo

el otro día alguien me decía si no estaría algo obsesionada con áfrica. quizá, algo de razón tenía. no obsesionada, sí conquistada; agradecida y enamorada del continente y de todo lo que contiene para mí. en realidad, creo que, a lo largo de todos mis años, de todos mis viajes, de toda mi curiosidad alimentada y avivada por pequeñas conquistas en el difícil arte de la comunicación; no es de un lugar concreto que acotan determinadas coordenadas de lo único que me alimento. también me llegó asia, esos pocos países que tuve la suerte de visitar y recorrer; me llega mi entorno y los seres que lo componen, las calles de mi barrio, el pasillo de mi curro; las voces que oigo a mi paso o las melodías que escucho.

verdaderamente para mí, el lugar, la localización no es lo único ni lo definitivo. ni mucho menos. en realidad lo que a mí me cautiva es la sencillez de lo puro. la sencillez y la falta de ornamento y de artificio. me gusta lo básico, lo que te llega sin más. porque, ¿no es cierto que hasta el sonido de un djembé en sabias manos penetra hasta en el corazón más herméticamente sellado? ¿no es verdad que hasta los más sofisticados caerían rendidos ante un atardecer con una melodía adecuada de fondo? ¿no nos ha ocurrido, al menos una vez en la vida que algo tan simple como la risa de un niño, un verdor rabioso de primavera o unos ocres de otoño repartidos ante nuestros ojos nos ha dado ese instante de felicidad? la naturaleza es sabia, y nosostros, aunque empeñados en rizar el rizo con tirabuzón, aún nos conmovemos ante las cosas más sencillas, más básicas... una sonrisa, un gesto en el momento adecuado, una mirada en la que el silencio es el canal más explicito para que se produzca la comunicación entre dos seres.

ahora que nuestros sentidos andan sobre estimulados con luces, músicas, olores y ruidos el plan consiste de nuevo en evaporarse, reencontrarse con la naturaleza. decir hola y adiós a san silvestre en algún ilocalizable lugar. mientras, y dadas las fechas de celebraciones por éstos lugares en los que habitamos, entretengamos nuestras pupilas y abramos de nuevo horizontes.

felices encuentros y pérdidas.

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