viernes, 16 de septiembre de 2011

el día después

te diré que no, no dormí del todo bien. llegué tarde y cansada. me conecté y recibí tus letras, menos mal que no venían solas y que pude equilibrar con otras de mensajes más alentadores para mi corazón triste y pequeño. siendo todo lo grande que es, lo sentía pequeño, de latido leve y difuso. sin querer había tenído esa clase de pensamientos, llámalo presentimientos, corazonadas, latidos o intuiciones. yo lo llamo conexión. y curiosamente de los tres emails que recibí tuyos, las horas coincidían con los momentos internos más intensos de aquél jueves. pero hoy es viernes. hoy tengo que secarme las lágrimas, aún no secaron los ojos. tengo que dar fuerte de nuevo al piso, que dicen por allá, patada al suelo y salto hacia arriba. fijarme sólo en las burbujas que forme mi cuerpo gritando que quiere subir como un corcho recién abierto. no pensar más en el tiempo invertido, ni en el pasado ni en el futuro. sentir el presente. no distraerme de mis propósitos, ahora que soy solo yo. aspirar todo el aire que mis pequeños pulmones sean capaces y decirme a mí misma 'ánimo, tú puedes'.

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