domingo, 1 de marzo de 2009

risi_flores

después de una celebración --la segunda en 7 días-- cumpleañera, aún con resaca en los labios, enfilamos kaemes rumbo norte. hacemos redondillas llenándonos de verdes verdísimos y aterrizamos en la cornisa cantábrica; dejamos petate y vamos a ver surferos mientras tomamos infusiones de regaliz y violetas. fuera sopla viento cortante y los chicos con las tablas en los brazos y los labios tensos y amoratados esperan su turno para cabalgar las olas. degustamos los productos de la tierra y después de una cena de homenaje a nosotros y porque nos da la gana, retomamos horizontal y tal.
el guggenheim sigue tan metálico y voluptuoso como recordaba. tan espejo de luces y nubes, tan claro y espacioso en su interior. murakami nos muestra su lado pop y nosotros volvemos a mirar desde abajo, en oblicuo como cuando éramos niños, porque no hemos dejado de serlo. amasamos palabras y de nuevo cerramos cremalleras y abrimos pequeños boquetes por donde se escapan penachos de hilos de nuestra (des)(re)unión. a la vuelta y revuelta me espera mi intimidad. desharé el camino conmigo, sin hablar pero cantando a todo pulmón las notas que golpean desde dentro. algo de atasco y por fin en la citi. me deshago del buga y pateo un retiro vacío y en paz, descansando del finde; en silencio absoluto. la luna turca me mira y sonríe, los ojos ocultos entre tantas luces. he de improvisar un nuevo salto sin pértiga cuando, una vez cruzado el inmenso y callado reti, me topo con todas sus puertas cerradas. ahí estoy, desafiando a la noche y a la puerta de alcalá, trepando como la gata que soy, sorteando las lanzas que coronan la parte de arriba de la verja, cerrando el domingo y el findesemana.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Era de moras (la infusión).

Tendre en la memoria durante mucho tiempo a Murakami y gracias a ti.

Beixos