sábado, 20 de septiembre de 2008

contra

en oposición de algo. interjección que denota contrariedad. sentido contrario. al revés.

desde hace unas lunas, me he percatado de que en mi entorno las cosas van al verrés.

todo comenzó con el reloj de la cocina. un día amaneció caminando hacia atrás, restando segundos a minutos y a su vez a las horas. los días avanzaban, pero en un formato espiral, de dentro hacia fuera.

hace unos días, me crucé con éste libro buscando otro. en realidad lo que yo buscaba era el efecto contrario; es decir, español para árabes. pero ahí estaba en el estante, brillante y reluciente; flaquito y atractivo. y claro, acabó en el marsupio. y ahí le voy dando. y dándole desde el comienzo, lo primero que leí fue que el idioma tiene distintas grafías para cada letra según el lugar que ocupa en la palabra; que el alfabeto consta de 28 letras, y que al escribirse de derecha a izquierda, los libros se empiezan 'por el final' ...de nuevo al verrés.
tengo un coche con el volante a la derecha -¿al revés? ..al menos en éstas latitudes sí-; que me sigue dando guerra. guerra entre lo práctico -maquéalo, ponlo lindo y liquidalo a algún freaky como vos- y lo idílico -no importa que casi no lo uses, es el único capricho que tienes, consérvalo.- la última avería la habían provocado unos tornillos pasados de rosca que giraban en espiral donde debían permanecer estáticos.
soy diestra, pero muchas cosas me salen de manera natural con la izquierda. me lavo los dientes, juego a los dardos, fumo.. con la siniestra.
me gusta la luna y como buena lunática, estoy pendiente de sus fases. prefiero creciente a menguante, y siempre sé reconocer si estamos en una u otra fase. sé que cuando tiene forma de c, es decreciente; mientras que si su forma representa la curva de una d imaginaria está en fase creciente. de nuevo utilizo una regla de contrarios.
...sin embargo, y pese a esta reflexión, es en éste momento de mi vida cuando más sensación tengo de que vivo según mis deseos. vivo siendo consciente de que, aunque a veces a la contra, yo llevo el timón del barco; y que, aunque a veces en espiral, me voy acercando a mis deseos.

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