martes, 3 de junio de 2008

salitre

vuelvo y ya me saludan los paisanos, se quitan de mi carril cuando bajo por prohibida hacia la plaza llena de maderos. hablan entre ellos en una lengua fuerte y sonora, pero también suave y seductora. la voz se hace más grave, con altos y bajos, llena de musicalidad. me siento en un banco de la calle argumosa y sobre periódicos viejos reímos compartiendo historias, anécdotas que me abren nuevas ventanas de olores de la infancia. un sentido del humor naïf, justo lo que necesito. unas pestañas que siguen balanceando tu negra mirada. y sin entender voy entendiendo todo. y sin elegir sigo por el camino de la izquierda. nos regalan un plátano subiendo la cuesta, y cuando paso por la perpendicular, leo el cartel y pienso que algún día habrá que volver a ese garito que aquella vez se nos mostró por sorpresa, y que tengo mono de sentir la brisa del mar, la salitre en mi piel.

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