viernes, 2 de julio de 2010

abierta

y circular es la plaza de olavide. círculos concéntricos que aunan toda clase de personajes que conforman la pirámide social. en unos metros cuadrados, lata birra en mano, puedes tener un aperitivo de cada estamento, cada pilar del pequeño universo que conformamos. y siempre me han gustado las esquinas, los espacios abiertos, los chaflanes. el tener acceso visual, campo objetivo de al menos 180 grados me pone. soy voyeur. nunca lo he ocultado. amo el click de la máquina por el momento que queda detenido; y por las escenas, personajes, luces y sombras que capta. ese instante.
y ahí estábamos. rodeados de adolescentes con permiso de residentes de botellón. madres jovencísimas con schurumbeles a sus pechos, borrachuzos de medio pelo rebañando lo que los del botellón les cedería a los postres. al norte, el grupo senior. señoras todas de pelo cano, hacia atrás en un moño. silla de ruedas y pose a lo duquesa de alba. hacia el sur, aún niños en los columpios. emigrantes mutadas a nanys vigilando la descendencia patria. parejas pelando la pava, grupos de amigotes compartiendo birra y tarde.
por sectores. perfectamente organizados unos y otros. y me viene a la memoria una imagen detenida en dèja vu. aquellos animales de aquél parque nacional africano, ordenados por especies compartiendo charca en los calores.

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