sábado, 1 de mayo de 2010

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hoy celebrábamos un año más desde aquél 1938 el cumple de la mamma. estábamos todos apelotonados, compartiendo ricas viandas regadas con un increíble vino digno para la ocasión. somos 6 hermanos a los que se han ido sumando y restando contrarios; y van pasando los años, y cada vez más apelotonados, más miembros de esa gran familia que mis padres han creado. les ha tocado vivir tiempos duros y, desde mi punto de vista, castrantes; de muy poca libertad para ser quien quisieran ser. han sudado lo suyo para sacarnos adelante de la mejor forma posible; con unos valores entre los que sobre todo, destaca la importancia del amor.
en total, entre unos y otros sumábamos 17. en el momento en que las luces se apagaron y azulena; la mayor de los nietos, le llevaba la tarta a su abuela; ahí estaba yo, en silencio, observando cada rostro en la oscuridad; agradecida espectadora de la escena. todos a la vez cantábamos y gritábamos que había que pensar un deseo antes de soplar una única vela con forma de interrogación. y mientras, la cumpleañera, en silencio, exudaba felicidad por cada poro de su piel. no he podido evitar pensar cuántos momentos parecidos nos quedan por vivir a los que estábamos ahí reunidos; y me he alegrado de haber sido tan consciente de que esos pequeños segundos flotando en el tiempo es de lo que está hecho cada pedacito de vida. los ojos brillantes y la sonrisa tatuada.

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