mientras degusto los últimos alientos de una botella de ron -la última que queda de mi antes repleto mueble bar-, pienso en esa palabra tan buena que me trae tan buenos recuerdos. infame ron que disfruto disfrazado con limón exprimido, en vaso de gran calibre y con tupidos hielos; para disimular. y vengo con ganas locas de rellenar palabras de viernes tardío y de madrugador sábado. hoy me cité con frijol para conocer a su amor. y una vez más me cago en las normas y en lo políticamente correcto. porque siempre me cagué en lo político. y porque me río de janeiro. me río y disfruto como la loca bajita que soy, surcando un viernes fiestero en los mados, a pedales y pedalás. y confirmo una vez más que si alguna vez existió para mí el concepto de frontera, es cuando aquello consiste en transgredir lo estipulado porque te lo pide cada poro de tu piel; cuando decides abrir tus ojos y parpadear lo justo ante el milagro de lo que está más allá. bendito viernes y benditas pedalás. y saboreando éste infame ron con limón, disfruto de nuevo sonriendo ante el milagro de vivir y dejar vivir. olé frijol. òle con ole y re Òle. y desde aquí te sigo lanzando esa sonrisa cómplice, para que sigamos surcando fronteras y traspasando las barreras del sonido y de la luz; para que, si cae un satélite, que nos parta un rayo, pero que nos pille sonriendo!
pd. el ron de marras se llama malabar, que me lleva a ésto (~s malabares.
1. m. pl. Ejercicios de agilidad y destreza que se practican generalmente como espectáculo, manteniendo diversos objetos en equilibrio inestable, lanzándolos a lo alto y recogiéndolos, etc.
2. m. pl. Combinaciones artificiosas de conceptos con que se pretende deslumbrar al público.
a ~ con.
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sábado, 24 de septiembre de 2011
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